viernes, 27 de julio de 2007

INAGURACION Y PRESENTACION

Sea Otter Classic 2005. Let’s Party!Imagina 50.000 espectadores, 9.000 competidores, 250 empresas y 250 periodistas de 15 países reunidos en el mayor festival ciclista de Norteamérica. Objetivo: divertirse a tope y celebrar ese gran invento de dos ruedas al que llamamos bicicleta.La Sea Otter Classic 2005 reunió a lo más granado del mundo ciclista americano del 14 al 18 de abril en Monterrey, California.Además de innumerables competiciones de todos los niveles y disciplinas, la Sea Otter Classic incluye una feria de muestras en miniatura en la que muchas marcas aprovechan para introducir (formalmente o de soslayo) sus novedades para el año siguiente.Un Country Fair sobre ruedasEl ambiente de la Sea Otter es muy festivo y una sana algarabía impregna todas las actividades. Por las callejuelas de la improvisada ciudad de tenderetes y remolques una niña pedalea en su bici con cestita y es adelantada por un Cédric Gracia que se afana por llegar a la línea de salida a tiempo. Mientras, en un puestecillo, venden bebidas de frutas ecológicas elaboradas con batidoras accionadas por bicicletas. Cerca de allí, un artesano del titanio con pinta de hippie revenido exhibe sus cuadros caseros por los que pide precios astronómicos.Los paseantes van y vienen, a pie o en bicicleta, comiendo palomitas o algodón de azúcar, riendo, charlando, pidiendo autógrafos, participando en rifas o, simplemente, disfrutando del sol de California.La Rebelión de las Masas Una de las cosas buenas de la Sea Otter es que las marcas, quieran o no, se dan un baño de multitudes y tienen que atender con la misma sonrisa -no siempre sincera- tanto a los profesionales y amigos como a los inevitables pesados y enteradillos que siempre pululan por estos eventos.Asimismo, estas marcas, a menudo elitistas y prepotentes, tienen que lidiar con los ciclistas que acuden a verles con un cuadro fisurado o un amortiguador reventado (y cara de pocos amigos.)